El dolor de espalda puede durar semanas, meses o incluso años, por lo que puede ser algo preocupante. Sin embargo, raramente es peligroso. Es decir, el típico caso de dolor lumbar crónico, por desagradable que sea, no resulta mortal. Generalmente la causa del dolor lumbar es de carácter benigno y, con el tratamiento adecuado, el pronóstico del paciente es favorable, como por ejemplo en casos de dolor radicular o dolor lumbar inespecífico. Sin embargo, en un pequeño porcentaje de los casos (menos del 1% – 2%) el dolor lumbar puede ser síntoma de una patología subyacente más grave que sí resulta peligrosa: tumores de la médula espinal, fracturas vertebrales, síndrome de cauda equina o infecciones entre otras causas.
Señales de alerta: banderas rojas
La presencia de señales que puedan alertar de la presencia de estas situaciones graves es algo que debe evaluarse antes de cualquier intervención terapéutica. Por este motivo la detección de estas señales (llamadas banderas rojas) durante el análisis de la historia clínica y el examen físico del paciente juega un papel clave en la evaluación inicial.
Debido a que la presencia de banderas rojas puede ayudar a la detección de un mayor riesgo de padecer estas alteraciones graves, las directrices actuales suelen presentar una lista de las mismas a tener en cuenta.
Principales banderas rojas
Sin embargo, la aparición de una o varias de estas señales no significa que padezcamos una de estas patologías, pero si nos pueden dar indicios. Esto es debido a que a menudo no se tiene en cuenta la precisión diagnóstica que las banderas rojas pueden ofrecer, especialmente utilizadas de forma aislada. Por ejemplo, se ha demostrado la existencia de al menos una bandera roja en más del 80% de las personas con dolor lumbar. Sin embargo, la prevalencia real de patologías graves es de menos del 2%. Por tanto, la alta prevalencia de banderas rojas ligada a la incidencia extremadamente baja de patologías graves cuestiona la utilidad y la precisión diagnóstica de las mismas en la toma de decisiones. Por este motivo en los últimos años las banderas rojas están siendo ampliamente cuestionadas y criticadas por la gran cantidad de falsos positivos en la detección de tumores, fracturas vertebrales o síndrome de cauda equina especialmente cuando se utilizan de manera aislada.
En definitiva, teniendo en cuenta el alto porcentaje de pacientes que pueden tener una o varias una banderas rojas positivas y la pobre evidencia científica de muchas de ellas, los consejos clínicos basados en ellas deben ser cautelosos. Por tanto hay que tener cuidado al utilizar e interpretar las banderas rojas como herramienta de detección de patologías graves. En caso contrario, se corre el riesgo de causar daño a través de pruebas de imagen innecesarias, alarma del paciente e incluso tratamiento innecesario (incluyendo cirugías). Insistimos en que una evaluación del historial médico y un completo examen físico son imprescindibles para llevar a cabo las actuaciones más convenientes.