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La columna cervical y todas sus estructuras (huesos, músculos, ligamentos, etc.) forman un complejo sistema que permite el movimiento natural de la cabeza en los diferentes planos a la vez que asegura su estabilidad.

El cuello sostiene el peso de la cabeza en cualquiera de las posiciones en que ésta se sitúe. Si la cabeza se posiciona de forma erguida y nivelada, la columna cervical presentará un alineamiento correcto con una ligera curvatura llamada lordosis. Sin embargo, si la cabeza se sitúa adelantada (protracción)  o más retrasada (retracción) el alineamiento vertebral se modificará llevando a un pronunciamiento o rectificación de la curva cervical normal.

columna cervical

Neumann, D. A. (2013). Kinesiology of the musculoskeletal system: foundations for rehabilitation. Elsevier Health Sciences.

Algunas de estas posturas son altamente reconocibles en los hábitos de vida actuales, especialmente las que llevan a la protracción (posturas delante del ordenador, mirar el móvil inclinando la cabeza, ver la televisión en el sofá o la cama, etc.) La adopción y mantenimiento de estas posturas alteradas pueden dar como resultado problemas de la columna cervical.

Papel del estrés en la musculatura de la columna cervical

Si a esto le sumamos la influencia del estrés, el problema se agrava. El estrés puede ser la causa de la aparición aguda de dolor por el desencadenamiento de contracturas musculares en el cuello y hombros. Sin embargo, cuando el estrés perdura en el tiempo, favorece la cronificación del dolor mediante los mecanismos de interrelación entre las contracturas y la atrofia muscular. En este proceso se crea un círculo vicioso en el cual las contracturas producidas por el estrés provocan la inactividad de otros músculos llevando a una mayor atrofia y menor capacidad funcional de los mismos.

Estos desequilibrios musculares pueden ser revertidos mediante la aplicación de ejercicios terapéuticos y terapia manual. El fortalecimiento de los músculos afectados por la inactividad y la atrofia así como la relajación y normalización de la musculatura contracturada equilibrarán nuevamente los sistemas implicados en la estabilización del cuello. Con ello se consigue una disminución del dolor cervical y de hombros, mareos, dolores de cabeza y demás síntomas asociados.

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