Las alteraciones de la postura y el movimiento son la base y el factor perpetuante de multitud de dolores musculoesqueléticos, entre los que se encuentran el dolor lumbar y el dolor cervical. La tensión innecesaria, excesiva y repetitiva que genera una postura o movimiento deficientes superará con el tiempo la capacidad de los tejidos para adaptarse y repararse por lo que acabará apareciendo el dolor.
La postura no debe considerarse únicamente como algo estático (la postura que tenemos en una determinada posición: al estar sentados o de pie) sino también como una función dinámica, relacionada con el movimiento (la postura al caminar o al levantar objetos).
¿Qué factores influyen sobre la postura?
Equilibrio. Para combatir la acción de la gravedad, el cuerpo humano tiene un complejo sistema orientado a mantener una posición erguida. Una parte importante del control postural consiste en mantener, lograr o restaurar un estado de equilibrio durante una determinada postura o actividad. No obstante, tener un buen equilibrio no es lo mismo que tener una buena postura. Si ponemos cinco bloques del mismo tamaño perfectamente apilados uno encima del otro quedarán en perfecto equilibrio y con una alineación adecuada. Sin embargo, si los mismos bloques no están perfectamente apilados, a pesar de esa desalineación, pueden permanecer en equilibrio. El cuerpo funciona de una forma parecida. Si un segmento del cuerpo se desvía de su posición natural, otro segmento deberá desviarse en la dirección opuesta para mantener el equilibrio. Esto se ve claramente con las curvas de la espalda, cuando una aumenta demasiado las otras han de compensar esta nueva situación. El cuerpo sacrifica la alineación postural más adecuada para preservar la posición erguida y poder contrarrestar las fuerzas de la gravedad.
Los músculos. Son el sistema motor del movimiento y su tono también mantiene la postura. La correcta activación y coordinación muscular durante el mantenimiento de una posición o la realización de un movimiento es clave para la consecución del equilibrio y la postura adecuada. Además, los músculos trabajan de forma conjunta creando lo que se conoce como cadenas musculares. Por tanto, las cadenas musculares simbolizan la forma en que distintos grupos musculares actúan de forma coordinada e interconectada para propagar las fuerzas a través del cuerpo.
Cadena muscular posterior: esta musculatura soportara la bipedestación. La activación y coordinación de estos musculos es clave para mantener nuestro cuerpo erguido actuando en contra de la gravedad.
Fascia. El tejido fascial está organizado en una red que rodea, sostiene, suspende, protege y conecta músculos, huesos y vísceras. Los músculos se relacionan y vinculan unos con otros a través de cadenas musculares gracias a las fascias. De hecho, la fascia crea una continuidad que se extiende alrededor de todas los músculos y células del cuerpo, confiriendo la forma, estabilidad, soporte y distribuyendo las fuerzas aplicadas en un punto para ser extendidas y absorbidas por todo el cuerpo. Asimismo se ha encontrado una relación anatómica entre las cadenas musculares y la dirección de las bandas de tejido fascial que actúan como una única estructura continua. Además, la fascia no actúa de forma únicamente pasiva, sino que puede ajustar su rigidez de forma espontánea contribuyendo más activamente al mantenimiento de la postura. Por todo ello, la fascia es esencial en las posturas y patrones del movimiento humano.
La fascia toracolumbar conecta el glúteo mayor y el dorsal ancho en la cadena cruzada posterior
Raza y género. Existen diferencias estructurales entre hombres y mujeres así como entre personas de diferentes etnias. La evidencia más clara de tales diferencias estructurales en el género se puede ver en la pelvis. La pelvis femenina ha evolucionado hasta su ancho máximo para la gestación y el parto. Por el contrario, la pelvis masculina humana no está limitada por la necesidad de dar a luz y, por lo tanto, estaría mejor optimizada para la locomoción bípeda. Una pelvis más ancha implica un ángulo diferente con el fémur, lo que lleva a una tendencia de valgo de rodilla (acercamiento de ambas rodillas).
Emociones. Ya en 1968 se empezó a descubrir que la postura estaba conectada de alguna forma con lo emocional. El trabajo más reciente sobre la postura corporal ha demostrado que esta influye en diversos aspectos del funcionamiento psicológico incluidos la excitación, la somatosensación, la detección visual y la cognición. Esta conexión parece lógica si pensamos en la capacidad humana para comunicar emociones a través de la postura, lo que formaría parte de la comunicación no verbal. En definitiva, las emociones también pueden afectar el control postural.
Otros. Factores como la edad, enfermedades o patologías, asimetrías de las extremidades, el dolor, influencias del entorno y un sinfín de elementos más pueden influir sobre la postura y el movimiento.
Conclusión
En definitiva se puede concluir que la postura es el resultado de la posición general de las articulaciones adoptadas para equilibrar el cuerpo contra la gravedad en una posición determinada, sirviendo de base para el movimiento y la comunicación no verbal, mantenida por el tejido conectivo y los músculos bajo el control del sistema nervioso. Una buena postura es la que crea menos estrés en las articulaciones, requiere menos actividad muscular para mantener el equilibrio y, por lo tanto, es la posición de máxima eficiencia del organismo. Una postura alterada deberá ser compensada mediante cambios en las posiciones de otras articulaciones mediante un aumento en la actividad muscular o en la rigidez lo que a largo plazo aumentará el riesgo de sufrir dolor de espalda.
Pienso que el dolor lumbar y el dolor cervical son consecuencias del estilo de vida sedentario, a eso se le suma el uso de smartphones y tablets que suelen colocar la posición de la cabeza en una posición poco favorable para la zona cervical
Muy bueno su artículo
Saludos desde Caracas