Contracturas en el trapecio (causas y consecuencias)

Las contracturas en el trapecio, la rigidez y el dolor en este músculo son algo muy habitual en nuestra sociedad. Es uno de los puntos típicos de tratamiento cuando acudimos al fisioterapeuta.

Funciones del trapecio

Constituye un puente que une el hombro, la columna cervical y la escápula. Por tanto, proporciona la movilidad y estabilidad necesarias para su correcto funcionamiento. De hecho, existe una fuerte relación entre el dolor crónico de cuello y hombro y la disfunción de este músculo.

Algunas de sus funciones son:

• Controlar los movimientos que aproximan la escápula a la columna.
• Participar en los movimientos de rotación de la escápula, al combinar su acción con otros músculos como el serrato mayor.
• Controlar la adecuada postura de los hombros evitando que se adelanten (protracción) cuando realizamos un movimiento o cargamos peso sobre los brazos.
• Sostener la cabeza en su posición adecuada actuando como un obenque (cable tensor que sujeta el mástil de un barco).
• Facilitar la respiración como músculo accesorio junto con otros muchos músculos implicados.

Causas del dolor en el trapecio

El estrés y las malas posturas (especialmente delante de un ordenador) son las razones más comúnmente asociadas a esta dolencia. Durante las actividades de la vida diaria, en el puesto de trabajo, en entornos sociales, en el hogar, etc., la postura de la cabeza hacia adelante (en protracción) a menudo se mantiene durante largos períodos de tiempo. De hecho, se ha observado que aquellas personas que adoptan un comportamiento postural alterado, especialmente cuando realizan tareas que requieren estar sentado de forma prolongada (como el uso del ordenador), presentan mayor propensión a tener dolor en el trapecio. Pero veamos más en detalle cómo afecta esto al correcto funcionamiento de este músculo.

El aumento de las curvas cervicales y torácicas, como consecuencia de una postura encorvada, afectan la posición y orientación escapular, cervical y del hombro. Por tanto, la salud de la musculatura implicada en estas regiones (concretamente el trapecio) se verá afectada.

El mantenimiento de una posición adelantada de la cabeza provocará una tensión constante sobre el trapecio superior (recordemos que actúa como un cable tensor) que se verá fatigado e hiperactivo, activándose más fácilmente y provocando la contractura. Por otra parte el dolor en sí mismo también puede contribuir de forma directa a las alteraciones posturales (evitando realizar movimientos dolorosos o adoptando posturas de evitación del mismo) formando un bucle de dolor-alteración.

El dolor puede contribuir de forma directa a las alteraciones posturales, evitando realizar movimientos dolorosos o adoptando posturas de evitación del mismo, formando un bucle de dolor-alteración.

Esta situación mantenida en el tiempo puede terminar comprometiendo el flujo sanguíneo con la consecuente reducción del aporte de oxígeno y nutrientes al músculo, así como una peor eliminación de desechos metabólicos. Esta combinación no solo puede afectar a los tejidos locales, sino también sensibilizar nuestros receptores del dolor conduciendo al desarrollo de puntos gatillo dolorosos.

Además, se ha observado que el trastorno del correcto patrón respiratorio también aumenta los desechos metabólicos en los tejidos. Por tanto, la combinación de una mayor demanda funcional sobre este músculo en sujetos con una mala postura y la alteración de la función respiratoria (recordemos que el trapecio es un músculo accesorio en la respiración) crearán un entorno bioquímico favorable para el desarrollo del dolor. Precisamente factores como el estrés y la ansiedad favorecerán todo este proceso e incrementarán los síntomas.

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