En una sociedad moderna e informatizada como la actual, en la que el uso de los dispositivos visuales se ha extendido, existe una clara tendencia a trabajar sentado. Actualmente muchos trabajadores pasan prolongados periodos de su jornada laboral en esta posición, muchas veces mal adoptada.
En un trabajador de oficina es habitual observar la columna vertebral en una situación de continua flexión (encorvados, como se suele decir). Los tejidos posteriores de la columna (discos, ligamentos, músculos, etc.) están sometidos de forma continuada a una carga tensional. Cuando esto ocurre, dichos tejidos tienden a deformarse para adaptarse a esta nueva posición.
Tras dejar esta posición y cesar las fuerzas de tensión sobre ellos necesitan un tiempo para reestablecer sus propiedades visco-elásticas iniciales, perdiendo por momentos sus capacidades protectoras de la columna. Puede decirse que este efecto es acumulativo. El mantenimiento repetitivo (jornada tras jornada, semana tras semana…) de posiciones que causen tensiones sobre los tejidos provocará pérdidas duraderas en sus propiedades. De esta manera, una menor carga sobre ellos podrá producir una lesión.
Otras consecuencias de trabajar sentado
Además de los cambios en los tejidos de la columna se producen otras alteraciones al trabajar sentado durante las largas jornadas. Analicemos algunas de ellas:
- Los músculos isquiotibiales y glúteos (principales responsables de la locomoción y la bipedestación por su importancia en la extensión de cadera) se encuentran en posiciones disfuncionales para ellos. Los isquiotibiales se mantienen en una posición acortada por la flexión de rodillas y la habitual retroversión pélvica. A los glúteos, funcionalmente diseñados para desarrollar su fuerza en acortamiento, se les exige estar en una posición elongada. Estas tensiones mantenidas en el tiempo tenderán a provocar rigidez isquiotibial y debilidad glútea.
- Los músculos pelvitrocantereos (piramidal, cuadrado crural, obturador interno, obturador externo, gémino superior y gémino inferior) son principalmente estabilizadores de la articulación de la cadera durante la marcha y la posición erguida. Es decir, cada paso que damos controlan el movimiento de la cabeza del fémur sobre la pelvis. Cuando estamos sentados estos músculos no ejercen la función para la que fueron concebidos. Son continuamente tensionados y se rigidizan.
- El psoas-iliaco tenderá al acortamiento debido a la posición de la cadera en flexión. Esto fomantará el aumento de la debilidad glútea por los mecanismos de inhibición recíproca.
En definitiva, al trabajar sentado toda esta musculatura diseñada para actuar contra la gravedad recibe tensiones prolongadas en posiciones no naturales para ella lo que conduce a alteraciones. Es frecuente observar en pacientes con dolor de espalda síndromes del piramidal, puntos gatillo en diferentes grupos musculares (cuadrado lumbar, glúteos, pelvitrocantereos, etc.), musculatura rígida o debilitada, contracturas o pérdidas de control motor derivados de posturas mantenidas.