La cifosis dorsal es la curvatura normal de la columna torácica determinada por una concavidad anterior. Es difícil definir el límite a partir del cual la curvatura dorsal se considera como hipercifosis. Podríamos considerar como hipercifosis cuando el ángulo es mayor de 40º.
Los valores normales en adultos están entre los 20º y los 40º. Sin embargo, a partir de cierta edad es habitual que la curvatura tienda a aumentar por encima de los 40º llegando a producir una curvatura excesiva denominada hipercifosis. De hecho, la hipercifosis está presente hasta en un 40% de las personas mayores de 60 años.
La evidencia actual sostiene que la hipercifosis se acompaña de trastornos funcionales, afecta la salud general y produce una mortalidad prematura, por lo que hay que tenerlo muy en cuenta a medida que envejecemos.
El problema de la hipercifosis en mujeres
La hipercifosis afecta a ambos sexos, sin embargo en las mujeres tienen una mayor prevalencia. Esto puede explicarse principalmente por el efecto que el proceso de la menopausia tiene sobre el organismo.
Tradicionalmente, el desarrollo y avance de la hipercifosis en mujeres se ha atribuido de forma principal a la osteoporosis y a las fracturas vertebrales derivadas de ella. La falta de estrógeno y bajos niveles hormonales característicos de la menopausia favorecen la pérdida de masa ósea y la fragilidad vertebral. Sin embargo, sólo en un 33% de las personas con hipercifosis aparecen fracturas vertebrales radiologicas por lo que otros mecanismos también estarán contribuyendo.
Diversos estudios han observado en mujeres la presencia de otros factores de riesgo para la hipercifosis como: menores niveles de actividad física, una peor actitud postural, menor fuerza y calidad de la musculatura extensora de la espalda, cambios en las propiedades del tejido conectivo como tendones y ligamentos.
Por tanto, las mujeres tienen mayor riesgo de desarrollar hipercifosis que los hombres, especialmente durante la menopausia, debido a la influencia de este proceso no sólo sobre el tejido óseo, sino también en el tejido muscular y conectivo.
Haz ejercicio para mantener tu hipercifosis a raya
Por lo anteriormente expuesto podemos concluir que la falta de actividad física y el sedentarismo tienen un papel clave en el desarrollo de la hipercifosis en mujeres.
Así pues, las mejoras que produce el ejercicio físico sobre la fuerza y la resistencia muscular, la densidad ósea y el tejido conectivo ayudarán a prevenir la aparición de la hipercifosis y a minimizar los efectos de la misma.
Por todo ello, y por muchos beneficios más sobre tu columna, sobre todo si eres mujer, debes prestarle especial atención a la salud de tu espalda. Nunca es tarde para empezar.